
El científico, que actualmente desarrolla su labor investigadora en el Massachusets Institute of Technology (EE.UU.), uno de los centros universitarios de mayor prestigio internacional, mantuvo un encuentro distendido en un ambiente informal con estudiantes de los Institutos de Sar y Rosalía de Castro de Santiago, del Concepción Arenal de Ferrol y de las Franciscanas de Ourense.
En esta reunión, el laureado investigador les habló de la importancia de comunicación y divulgación científica, y animó a los jóvenes a dedicarse a la investigación, a pesar de que los resultados de su esfuerzo no sean inmediatos. El profesor Schrock les explicó que "de hecho, lo que me dio la fama como científico lo descubrí hace cuarenta años sin saber en ese momento de sus potencialidades". "Investigad por vocación, no pensando en ganar premios", les advirtió.
Tras finalizar esta primera charla más formal, durante el café posterior, los estudiantes dispusieron de una hora más para seguir planteando sus preguntas y curiosidades al profesor Schrock, así como para hacerse numerosas fotografías con él.
El Nobel fue recibido a su llegada al CiQUS por el Conselleiro de Educación e Ordenación Universitaria, Román Rodríguez, la Vicerrectora de Investigación e Innovación de la USC, Isabel Rodríguez-Moldes.
El titular de Educación tuvo palabras de agradecemento para los organizadores del acto, y de un modo espcial para el profesor Mascareñas, a quien se refirió como "uno de los científicos gallegos más importantes, un lujo para Galicia contar con él". Por su parte, la Vicerrectora destacó la presencia del Nobel en el "único centro de investigación de química biológica de España, un centro con tres pilares básicos: la excelencia, la cooperación y la traslación de conocimiento".
Richard Schrock
El Profesor Richard Schrock recibió el premio de la Academia Sueca en el año 2005 por su trabajo en el desarrollo del método de la metátesis en la síntesis orgánica, que básicamente permite «cambiar átomos de lugares». Para ilustrar este mecanismo de intercambio atómico orientado a la composición de nuevas moléculas, a menudo se emplea la metáfora de un baile de parejas, en el que las personas que lo integran pueden cambiar de compañero en cualquier momento.
El descubrimiento del profesor Schrock proporcionó, así, una nueva manera de unir fragmentos moleculares; un avance que permite obtener de manera más rápida y menos contaminante productos sintéticos como perfumes, plásticos, fibras, o, muy especialmente, fármacos.
La concesión del premio Nobel -compartido con los investigadores Yves Chauvin y Robert H. Grubbs-, fue un reconocimiento a este relevante hallazgo, que abre la puerta a la construcción de cualquier tipo de moléculas (incluso más allá de las existentes en la propia naturaleza), sin más límite que la propia imaginación.
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