Conversamos con Marta Castiñeira y Rafael Rodríguez, dos postdocs de vuelta al CiQUS tras su estancia internacional. Ambos investigadores recibieron becas del programa de desarrollo del talento da Xunta de Galicia, cuyo objetivo es incorporar personal investigador al Sistema Gallego de I+D+I y que consta de dos etapas: una primera etapa de trabajo en el extranjero para favorecer la adquisición y mejora de las competencias del investigador doctor permitiendo su movilidad internacional. El programa posibilita, en su segunda etapa, que el investigador regrese un año más a Galicia. Nos cuentan su experiencia, cómo vivieron la pandemia en el extranjero y cómo fue su regreso a Galicia, las oportunidades que les ofrece el CiQUS y los retos del futuro.
¿En qué país realizaste la estancia y en qué línea de investigación trabajabas?
R.R. - Era mi segundo postdoc en Rennes (Francia), soy químico de materiales y trabajaba con helicenos para hacer nuevos tipos de moléculas fluorescentes activas en CPL que se pueden aplicar en pantallas OLED, en métodos de encriptación de seguridad, en los billetes, en las etiquetas… En diferentes campos.
M.C. -Yo estuve de estancia en Holanda, en Groningen, y trabajaba en el estudio de nuevos procesos catalíticos mediante el uso de química computacional. Trataba de entender cómo funcionan estos procesos, de mejorarlos y hacerlos un poco más “ecofriendly”: tratábamos de cambiar, por ejemplo, reactivos o los catalizadores por alternativas un poco más “verdes”.
¿Qué dificultades os ocasionó la pandemia en vuestro trabajo diario?
R.R.– A nosotros nos cortaron directamente, de un día para otro tuvimos que dejarlo todo parado hasta mediados de mayo aproximadamente. Y después tuvimos un corte de suministro de reactivos y disolventes, y hasta septiembre no obtuvimos un suministro normal, con lo cual, había semanas que no se podían hacer muchas cosas. Durante el tiempo de confinamiento escribí un capítulo de un libro, un artículo de revisión, acabé artículos de la tesis... Estuvo bastante bien en ese aspecto, aunque fue muy difícil encerrarte solo en un piso pequeño, en un país ajeno.
M.C – En mi caso, al ser teórica y trabajar con ordenador, pude seguir trabajando y fue una experiencia diferente. En Holanda el confinamiento fue bastante laxo, solo unos meses. En esos meses aprovechas para trabajar desde casa: buscar literatura, escribir artículos de revisión... Para mí fue más dramático el componente psicológico porque mi casa era muy pequeña y, el hecho de estar encerrada y tener que mantenerme concentrada y no ver las noticias constantemente fue lo más duro. Cuando nos reincorporamos a trabajar, lo hicimos por turnos y fue un poco latoso, aunque personalmente yo lo agradecí porque me permitió volver a entrar en contacto con la gente.
¿Qué os aportó personal y profesionalmente la experiencia laboral en el extranjero?
R.R.– Profesionalmente, mi estancia de dos años y medio en Francia me aportó un nuevo campo de conocimiento en el cual siempre te enfrentas a nuevos retos. Al principio arrancar es más complicado, pero aprendes mucho. Tuve la oportunidad de trabajar con una de las científicas más reconocidas en Europa dentro del área de la quiralidad, Dr. Jeanne Crassous.
M.C. – En mi caso también estuve dos años y medio de estancia con una beca de la Xunta que me permitió trabajar mi resiliencia a nivel personal y me dio mucha independencia. Aunque me generó mucha inseguridad irme y, al principio, el período de adaptación fue un poco más duro, la experiencia me enseñó de lo que soy capaz y que puedo. Todos podemos, solo hay que intentarlo lo suficiente o con ganas suficientes. Además, esta estancia me permitió comprobar de que en España estamos muy bien formados en comparación con el resto de Europa, además de que tenemos mucha capacidad de trabajo. A nivel profesional, me permitió aprender muchísimo, trabajar mano a mano con Prof. Syuzanna R. Harutyunyan, una científica muy buena a nivel mundial y también aprender del Premio Nobel Feringa.
¿Encuentras diferencias sustanciales en la carrera investigadora dentro y fuera de Galicia?
R.R.– En general en España hacemos tesis muy largas si nos comparamos con Europa, con lo cual fuera de España no consiguen una formación tan sólida como se consigue aquí. En mi caso fueron cinco años de licenciatura, uno de máster y cinco de tesis, unos once años aproximadamente. En Europa se acorta a seis o siete años de media, por lo que es más eficiente fuera de España en términos de tiempo, pero no en términos de formación.
M.C.– A nivel formativo, en Holanda sin ir más lejos, al final de su carrera de cuatro años (frente a los cinco años de licenciatura nuestros) tienen un período de formación de seis meses que es crucial para decidir qué quieres hacer después. Además, los estudiantes holandeses saben que cuando acaban la carrera no van a tener aparo, por lo que si decides hacer una tesis es porque quieres, no se hace una tesis por probar o porque no encuentras trabajo en la industria. También el salario es mucho más alto que en España. Es verdad que yo opté por la beca de la Xunta de Galicia porque me permitió volver, la cual me parece una beca estratégica porque si invertimos miles y miles de euros en una persona (en mi caso el Ministerio financió toda mi educación), es necesario que se permita a esa persona volver a Galicia y devolver aquello que se invirtió en ella. Hacer lo contrario y exportar talento y recursos, es algo que no debería formar parte de la estrategia de un país.
Fortalezas que destacarías del Centro para jóvenes investigadores
R.R. – El CiQUS es un centro relativamente nuevo y las instalaciones son punteras. No hay muchos sitios que tengan unas instalaciones e infraestructuras tan buenas como estas. Poco a poco el CiQUS tuvo un crecimiento exponencial y la calidad media de los trabajos que salen de aquí, francamente, es muy buena. Además, también sobresales como captador de recursos con sus once ERCs, siendo el primero de Galicia y uno de los mejores de España.
M.C.– Yo hice la tesis en Vigo, pero vine al CiQUS porque es un centro reconocido a nivel mundial. Este centro tiene mucho prestigio por la calidad del trabajo que en él se lleva a cabo, y eso siempre ayuda y es estratégico, no solo para conseguir financiación, sino también para aprender de los mejores. Yo estos años de retorno espero poder establecer colaboraciones internamente en el CiQUS, ya que mi campo profesional tiene mucho que ofrecer a personas que estén trabajando a nivel experimental: podemos beneficiarnos mutuamente.
¿Qué supone para ti el programa de la Xunta de Galicia de desarrollo de talento en el que te integraste?
R.R – Para mí la principal ventaja que te ofrece el programa de la Xunta es que, con una evaluación exhaustiva, si tienes un buen grupo de estancia y un buen grupo de retorno, es accesible. Te permite irte dos años al extranjero y retornar a Galicia durante un año, tiempo suficiente para valorar tu futuro laboral.
M.C. – La beca de la Xunta es una oportunidad única para ver cómo se hacen las cosas fuera y aprender mucho, y luego aplicarlo en la fase de retorno. Para mí el año de retorno fue un salvavidas psicológico en el sentido de que la estadía fuera tiene un límite temporal, y eso cuando estás empezando te da fuerzas porque los comienzos nunca son fáciles y no siempre todo sale bien, aunque luego con esfuerzo y ganas la estancia normalmente sale bien y es productiva.
¿Qué retos te marcas para el futuro a corto y medio plazo?
R.R. – Yo tengo muy claro que ya no me muevo de Galicia. No sacrificaría mi vida por investigar: ir fuera implica perder todo tu arraigo familiar y tus relaciones personales. Intentaré proseguir con mi carrera en Galicia o España aplicando tanto al programa Ramón y Cajal como a convocatorias europeas como la Starting Grant, pero yo prefiero calidad de vida y si me tengo que reciclar, lo haré.
M.C. – Me gustaría tener una carrera en investigación: me gusta lo que hago, me gusta la docencia y me gusta investigar. Creo que estoy en el sitio correcto. Voy a pelear por una Ramón y Cajal y voy a intentar conseguir financiación europea (ERC) cuando llegue el momento. A eso es a lo que aspiro. Y me gustaría hacerlo en España, pero tampoco voy a ceder todo por quedarme aquí. Creo que esta es la lección más importante, o una de las más importantes, que me llevo del postdoc: en España se hace buena ciencia, pero hay otros sitios donde se hace muy buena investigación también y donde las personas que quiere trabajar, que tienen ideas y que tienen ganas, son valoradas. Entonces, si en mi país no me valoran, voy a ir a donde me quieran.