Tienes una intensa y persistente jaqueca que te obliga a tomar ibuprofeno para aliviar el dolor de cabeza. Imagina que esa píldora blanca y de consistencia dura está fabricada a partir de metano, un gas de efecto invernadero que emana de la descomposición de la materia orgánica. Los purines, por ejemplo, son una fuente importante de este gas. Aunque la elaboración de ibuprofeno a partir de metano sea tan sólo una hipótesis, su consecución podría estar cada vez más cerca. Un equipo del Centro de Investigación en Química Biolóxica e Materiais Moleculares (CiQUS) de la Universidade de Santiago de Compostela (USC) liderado por Martín Fañanás está desarrollando una tecnología que permita transformar el metano en productos de alto valor añadido, como podrían ser fármacos, compuestos con propiedades ópticas y distintos tipos de materiales. Esta investigación está llevándose a cabo al amparo de Became, un proyecto del Consejo Europeo de Investigación (ERC, por sus siglas en inglés).
"El gas natural, compuesto principalmente por metano y otros gases como el etano y el propano, es un recurso muy abundante en el planeta. Sin embargo, pensamos en él como un combustible. Es decir, en algo que quemamos para obtener energía", explica Fañanás. Este uso no es sostenible, dado que durante su proceso de combustión se genera dióxido de carbono y se consume mucha agua. De hecho, el investigador del CiQUS cree que las quemas de gas natural estarán prohibidas en un período de 50 años atendiendo a la situación de calentamiento global que está viviendo el planeta. Por eso, la pregunta es la siguiente: "Si no se queman esos residuos, ¿qué hacemos con ellos?". La respuesta trata de encontrarla el proyecto Became, que explora el desarrollo de nuevas metodologías que permitan crear productos de alto valor añadido a partir de gases como el metano, el etano o el propano.
Con todo, el proceso a seguir no es fácil. Fañanás compara su trabajo en el laboratorio con jugar al lego. Es decir, con ir encajando unas piezas sobre otras. "Químicamente hablando, estos gases son materias muy poco reactivas. El metano está formado por un átomo de carbono y cuatro de hidrógeno y sus enlaces son muy, muy fuertes. Es muy difícil romperlos y, por tanto, para convertir metano en otro material tenemos que reemplazar el hidrógeno por otra pieza de lego. Por ejemplo, por otro carbono", detalla el investigador del CiQUS. Reconoce que esta tarea es ardua y supuso un gran esfuerzo para el equipo, precisamente por la dificultad que entraña el proceso y por la baja reactividad de las materias con las que trabajan. No obstante, ya están viendo los primeros resultados de sus experimentos.
Más en detalle, el lego con el que "juegan" en el CiQUS es una versión muy particular del popular pasatiempos. Mientras que las piezas de la conocida marca de juguetes vienen con pestaña que ayudan a encajar unos elementos con otros, lo que hacen desde los laboratorios de la USC es, precisamente, crear esos ensamblajes. "Cogemos el metano. Dibujamos su molécula formada por un carbono y cuatro hidrógenos. Es como un cubo sin pestañas; totalmente liso, al que no podemos acoplar nada. ¿Qué ocurre si le hacemos un agujero?" se pregunta Fañanás. Así explica el químico el proceso que están llevando a cabo en el laboratorio desde el nivel atómico: crear huecos para que los pueda ocupar una pieza más grande o de otro color. "Es como jugar al lego a nivel atómico con la pieza más pequeña imaginable", expone.
Fañanás cree que esta metodología en la que están trabajando en el marco del proyecto Became tiene un "potencial tremendo". "Se habla del metano como recurso fósil pero en Galicia ya se están fomentando las plantas de biogás y biometano. Hay que pensar que se trata de una materia que se está generando constantemente porque emana de los residuos animales como los purines. Si no utilizamos este gas, va a producir efecto invernadero", explica el investigador del CiQUS, destacando el enfoque sostenible, tanto a nivel científico como social, que persigue el proyecto europeo en el que está involucrado. Fañanás ve en este tipo de tecnología muchos puntos fuertes: "Podría tener relevancia mundial porque aprovecharías la materia prima más abundante del planeta, el metano, evitarías su combustión, reducirías las emisiones y evitarías el deterioro de la Tierra".
Aún así, que esta tecnología se haga realidad aún es un objetivo a largo plazo. Compara esta metodología con las teorías de los cristales líquidos, que son la base a partir de la que se crean las pantallas de los móviles. Fañanás asegura que se comenzó a investigar en ellas entre 50 y 100 años antes de que se pensara siquiera en el concepto de teléfono que tenemos hoy en día. "Nosotros trabajamos a escala de laboratorio. Pensar en una aplicación industrial y directa es algo que, en un período de menos de 5 años, es difícil. No imposible, pero siendo realistas, estos procesos tienen un largo recorrido", reconoce el químico de la USC. Con todo, hace hincapié en la importancia de llevar a cabo este tipo de investigaciones dado que, según el pronóstico, en un período de 50 años puede que la combustión de metano esté prohibida. "Es mejor que medio siglo antes comencemos a desarrollar la tecnología para llegar a tiempo", concluye.
Por Alba Tomé y Laura Filloy | GCiencia
https://www.gciencia.com/ciqus/crear-farmacos-metano-investiga-equipo-santiago/
O Investigador Principal do CiQUS, Martín Fañanás.